Mamandurrias técnicas [II]

Durante estas semanas de silencio digital medio forzado por la realidad más cercana que vivía, y medio elegido para reflexión propia he ido viendo, leyendo, revisando un montón de textos y artículos que se iban publicando respecto de la múltiple casuísitica profesional y toda esa colección de Mamandurrias técnicas entre las que malamente vivimos.

La mayor parte de los artículos y movimientos de los profesionales me ponían -y aún me ponen- la piel de gallina: ¿cómo es posible semejante colección de temeridades profesionales? ¿dónde está la necesaria y obvia deontología profesional y cuándo hemos acabado con ella? ¿dónde está, simplemente, la profesionalidad? ¿cómo puede haber tantos bocazas irresponsables que intentan defender lo que creen que es su profesión cuando, en realidad, están defendiendo lo que un día les dijeron que era su ombligo y, cortos de miras, ni se plantearon si era cierto o no y ahora, cada vez que abren la boca, abren también su propia herida? [Y, vaya, ¿seré yo mismo uno de ellos?]

Deficiente en eficiencia

No te podrás imaginar, querida y admirada Almudena Gancedo, la cantidad de veces que he repetido, para mis adentros y para también mis interlocutores, esa expresión que te oí usada de una forma tan acertada, aquella de la gallina de los huevos de oro matada alegremente para hacer caldo… ¡Cuánta razón, tristemente, tenías! En una de las últimas ocasiones que rememoré tus palabras tuve que escuchar de un buen amigo que

«menos mal que a los delineantes no se os deja hacer certificaciones energéticas que, sino, ¡aún habría sido peor!«

[ No puedo evitar decirlo antes de seguir: ¡Ole tus güevos, mozo! ¡Vaya la faltada gratuita que te has soltao! ¡Nivelazo! ]

Ahora, analicemos la faltada. ¿Peor? ¿Peor que qué? ¿Es que aún se puede hacer peor? Lo siento pero, vaya, la gestión del negocio de las Certificaciones en Eficiencia Energética que habéis llevado los titulados universitarios «tradicionales» -para que conste, los Ciclos Formativos Superiores son el primer nivel de enseñanza Superior y Universitaria Europeo- encaprichados en repartiros un pastel en el que no hay ración para tantos ha sido nefasta, lamentable, un espectáculo selvático, merienda de negros y carrera gratuita por el mejor postor, migajas de pan para hoy y hambre para todos para mañana y para siempre. Vamos, habéis convertido el asunto, hemos convertido el asunto, aunque no guste leerlo, y mucho menos gusta escribirlo, en otra mamandurria técnica.

Y todo por la aplicación del injusto «pan para todos» y ese error legislativo doble de «tiene que ser titulación universitaria» y «si es ingeniería, está cualificada«. ¡Venga ya! ¿Hemos perdido definitivamente el norte? Probablemente casi, porque aún veo posibilidades de ir a peor: cuando lo que hoy conocemos como medicina sea «ingeniería de la anatomía humana» y, de esa forma, obtenga también «derechos» en materias de eficiencia energética, construcción, edificación, diseño y similares. Y aquí paz, y después… más hambre.

Claro está que jamás sabremos qué habría sucedido si, por ejemplo, en un arrebato de sentido común y en contra de la norma habitual, se hubiera reconocido al Técnico Superior en Eficiencia Energética y Energía Solar Térmica como el profesional cualificado para la redacción de estos certificados, como se desprende de su currículum formativo. No, no tendremos oportunidad de saber cómo habría sido por lo que puedo decir, y no necesariamente ser falacia, que se habría hecho una gestión mucho más sana, limpia y ecuánime.

Lo que sí que hemos comprobado, y tampoco es falso, es lo lamentable que ha sido la gestión de este «mercado» hasta hoy. Y sí, conviene hacer una seria autocrítica, pero también es necesario no repetir errores pasados, no premiar a los repetidos culpables y dar la oportunidad a quienes la merecen y reclaman. Yo, en estas cosas, creo que soy un optimista medianamente informado, y sospecho que, solamente por la ilusión que provocaría esta oportunidad, casi que tengo la firme sospecha, como digo, de que esta mamandurria energética habría sido bastante más razonable para técnicos y usuarios de haber reconocido las limitaciones de unos y las capacidades de otros.

Autocrítica e intrusismo

Y hablando de autocrítica y de errores pasados [presentes y probablemente futuros], imposible no referirse al gremio de arquitectos y las [esperadas] consecuencias de la Ley de Colegios y Servicios Profesionales, que no sé bien si será, como se desearía, de colegios al servicio de los profesionales o reforzará la triste realidad actual de profesionales al servicio de los colegios. Con los antecedentes que tenemos y todos los debates abiertos este año, pues muy bien no pinta, no. En cualquier caso, vamos a dejar ese tema para concreto otra ocasión y centrémonos en una peculiar lectura del grito, dicen, moribundo de los arquitectos.

De los puntos que más ríos de tinta digital ha provocado de esa ley es, seguramente, la apertura del «mercado» de la edificación a las titulaciones de la ingeniería. Esto, según los arquitectos, supone el fin de la arquitectura en un reconocimiento implícito de la mejor y mayor capacidad y cualificación técnica de ingenieros. Ya era hora que así lo reconocieran. Tanto como es hora de que desde las ingenierías se vea un poquito de humildad y se reconozcan y asuman sus propias limitaciones y se guarde un lógico respeto al resto de profesionales que redunde en un buen entendimiento. Mirad, ayer mismo [26 de diciembre de 2013], en su cuenta de Twitter, el Colegio de Ingenieros de Caminos cacareaba esto: «Estiman el recurso del Colegio de Ingenieros de Caminos. Falta de competencia y capacidad de arquitectos técnicos en materia de carreteras.»

Personalmente, me alegro profundamente de que una organización colegial sea celosa de lo suyo y lo celebre, faltaría más, pero más profundamente me alegraré cuando esa misma organización colegial se reconozca celosa de lo de los demás y limite y censure y repruebe a los colegiados que practican el intrusismo con toda la libertad del mundo e incluso fomentado desde sus estamentos, tanto de forma horizontal, usurpando como propias las funciones de, por ejemplo, arquitectos o los propios arquitectos técnicos, solapándose con [o mejor, contra] ellos de forma, cuando menos, irregular; y el profesional y comúnmente aceptado, pero igualmente reprobrable intrusismo vertical, cuando los colegiados de ese mismo colegio [y, por cierto, de otros tantos, que los hay peores] trabajan profesionalmente como meros dibujantes, operadores CAD o gestores de bases de datos, trabajos de profesionales que sufren la crisis, en muchos casos, como las hemorroides, en un doloroso silencio, viendo como personajes sobre-cualificados ocupan los puestos de trabajo para los que ellos están adecuadamente calificados pero, claro, el mercado laboral es así de cruel

¡Pues no! ¡El mercado laboral no es así! ¡El mercado laboral lo convertimos en eso con una pleitesía total a un sistema productivo que engorda a los más gordos y adelgaza a los más delgados, que alimenta a los que no tienen hambre y quita el sustento a los que no tienen de comer, que justifica las actitudes de «los míos» y «los de arriba» y censura las de «los tuyos» y «los de abajo» y que no respeta nada que no sea «yo, me, mi y conmigo»! Nosotros somos el mercado laboral, nosotros lo hacemos y nosotros lo construimos y moldeamos a imagen y semejanza de nuestro propio pensamiento aunque lo neguemos públicamente .

En fin, termino. Creo que, de alguna forma, tenía que sacar esto fuera antes de que termine el año 2013 para comenzar una nueva colección de meses, que guarda nuevos retos e ilusiones para este animalito, sin lastre aunque, mmmmm… creo que programaré la publicación de este escrito para después de Reyes…. heheheheheeee…

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Un pensamiento en “Mamandurrias técnicas [II]

  1. Esto es empezar bien el año, y siendo bastante resumida te diría que …

    Del mismo modo que los hay que confunden eficacia con eficiencia los hay que confunden ética con moral. Así que ni la situación actual económica, ni laboral… ni las estructuras colegiales, ni la moral de algunos han favorecido que esto se llevara de otra manera.
    Pensar que por entrar otros agentes habría sido peor… ¡Pues no lo sé! … ¿Se puede desprestigiar más algo?

    Y lo del intrusismo laboral, más de los mismo, nos encontramos con una parte de la sociedad que le da igual que le opere un médico que un veterinario, el que más barato sea, que mas dá!… ¿Nos basamos en una cuestión pura y dura de precios? Dependerá del cliente, los habrá que buscan un servicio y punto, un aquí te pillo aquí te mato. Y los habrá que de una manera más racional valoren otras cosas más, ese valor añadido que tenemos cada uno. Y entonces pueda ser una relación más fructuosa.

    Habrá que seguir siendo optimista y (o) estar medianamente informado, a veces tanta información negativa no nos deja serlo…Mi querido y admirado Pepe 🙂

Y tú, ¿qué opinas?

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